Eran tiempos de Guerra para el Perú aproximadamente en 1877, cuando los Queirolo llegaron desde su natal Génova, Italia y fueron a instalarse al antiguo distrito de la Magdalena Vieja creado a mediados del siglo XVI, rebautizado en 1821 por el General Don José de San Martín con el nombre de Pueblo Libre. Es en el año 1880 cuando se inicia la historia de la que hoy se conoce como Antigua Taberna Queirolo.
Le
correspondió a Don Santiago Queirolo Raggio, el abuelo de “los Queirolo”,
fundarla. Se trataba de la típica pulpería de la época y quien la visitaba
encontraba una diversidad de abarrotes, vinos, conservas, etc., abasteciendo
así a una clientela proveniente de haciendas de la zona como Maranga, Mateo
Salado, San Felipe, Pando, Oyague, entre otras.
La
casa con aires europeos donde se erigió la taberna había sido construida tan
solo pocos años antes, a mediados de la década de los 1870s, conservándose
hasta la actualidad, y mostrando intacto el acogedor encanto con el que llegó
Antigua Taberna Queirolo al mundo. En ella se exhibe uno de los primeros
teléfonos que tuvo el Perú, un fonógrafo y una antigua caja registradora, en
perfecto estado de conservación, testimonio que la taberna contribuyó a su
manera también con nuestra historia.
Asimismo,
preserva una invaluable colección de fotografías que nos muestra como el
negocio, con el paso del tiempo, creció sostenidamente. En la esquina, donde se
encontraba la pulpería, funcionaría con el pasar de los años tan solo la
taberna; a su costado, hacia el lado del Jr. San Martín, a pocos metros de
ella, la bodega, consagrada a la elaboración y venta de vinos y piscos que hoy
prestigian también a nuestro país.
Poco
más de ocho décadas después de fundada la taberna, en 1963, el crecimiento del
negocio impondría más cambios. Los viñedos de la bodega Santiago Queirolo
serían mudados hacia tierras de la provincia de Cañete al sur de Lima, siendo
la sede original de la bodega hoy solo el centro administrativo y de
distribución. Actualmente, los Queirolo cuentan con más de 225 hectáreas de
viñedos en Ica y Cañete, así como con una planta de elaboración que dispone de
tecnología de punta en este campo, sumándose a ella la planta de envasado que
se encuentra en Pachacamac.
Nos cuentan que en sus primeros años de existencia, su público era exclusivamente masculino, y que, para dar con la taberna, la gente se trasladaba al principio en carretas o calesas que se estacionaban frente a ella. El tranvía que pasaba por la Avenida Brasil luego facilitaría la llegada de una clientela más nutrida y diversa. Hoy en día, la exclusividad masculina es cosa del pasado, ya que se está dejando atrás la idea de que era un lugar exclusivo para el llamado sexo fuerte, acogiendo actualmente a personas de todas las edades, convirtiéndose también en un lugar de encuentro familiar.
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